martes, noviembre 07, 2006

La casa de los Itzáes

Celosa y en silencio resguarda sus secretos. Ahi... apartada en medio de un valle, influenciada por el peregrinaje de algunos sacerdotes donde el costo de acceso era la purificación del cuerpo y del alma.

Asi es Edzná. Zona arqueológica maya anclada en el Estado de Campeche. Pareciera que el tiempo no transcurre por ella... algunos se sorprenden del silencio que reina sin saber que sus voces se plasman en el corazón de su eco. Cualidad que siempre resulta ser una grata sorpresa para aquellos que no la conocen. Así pues, Edzná tiene voz y sentido, aplauso y lamento, mística y purificación.

- Veo gestos... son ellos... ellos los que hacen muecas, que se burlan!.
Imagino esa expresión de algunos campesinos que vivían a los alrededores de ese gran montículo coronado por una gran crestería que se cree albergaba mascarones del dios de la lluvia. Así surgió el secreto a voces que condujo al descubrimiento de la "Casa de los Itzáes" o la "Casa de los gestos" como muchos le llaman a este centro ceremonial.

Cada recorrido en ella es para mi un peregrinaje... he perdido la cuenta de los visitantes que he guiado... no es competencia, es deleite porque no solo se lee la historia en sus edificios sino también en nuestros pasos... descubriendo pedazos de cerámica en suelo que me platican de una historia que no se estanca, que poco a poco re-descubre y desnuda sus entrañas. Comenzando por ese ingenioso y discretamente delineado sistema hidrológico avanzado a su época pero funcional para transportar, almacenar y distribuir el agua.


Estamos en su calzada o Sacbé (camino blanco).. ¿lo ves?, es el Templo de los Cinco Pisos, templo que reina y cuyo principal tesoro es la estela del dios Itzam-ná que solamente se deja iluminar por los rayos del sol durante el fenómeno arqueo-astronómico (fenómeno de luz y sombra) que acontece en mayo o agosto.

Avanzaría por el Sacbé pero antes me detendría en el Patio de los Embajadores. Aqui hay mucho que contar. Hablaría del altar circular, avanzaría hasta la Plataforma de los Cuchillos y contaría las experiencias acontecidas durante las excavaciones del sitio. Regreso al camino blanco y desde ahí avanzo hacia el Nohoch- Ná (Casa Grande), edificio que se cree haber fungido para asuntos administrativos o graderías para admirar algún evento acontecido en su plaza principal.



¿Que hay del Templo del Sur?, templo que se alza en este punto cardinal cuya fachada principal da la espalda a la plaza... para mirar siempre el rostro del dios del sur.

El Juego de pelota con una historia extraordinaria que es presumida repetidas veces por los guías expertos del lugar.

Y siento la mirada sobre mi... ahi está, es el Templo de los Mascarones donde el rojo predomina, uno donde nace el sol, el otro sobre el ocaso, ambos destacando los rasgos de belleza maya: estravismo, mutilación dentral, narigeras, orejeras y tocado zoomorfo.

Que me hable la Pequeña Acrópolis de sus años incipientes, que el patio Puuc me deje leer su escritura y la Vieja Hechicera me muestre su santuario. Todo en mi mente lo he recreado, como un viaje fugaz y apresurado cuando aún continúo en el Sacbé.


No lo he visto todo, seguiré el rumbo que me lleve hasta el Temazcal que permitía purificar el cuerpo para entonces ser merecedora de acceder al sitio más sagrado de este núcleo ceremonial. El Templo de los Cinco Pisos, con sus cuartos abovedados de diferentes estilos arquitectónicos, su amplia escalinata que conduce al premio mayor... el templo en sí y el regalo de una maravillosa vista panorámica.

No me alcanza este espacio para contarlo todo... apenas me siento un momento a descansar bajo la sombra de algún árbol que me permita reiniciar la plática que contiene una infinidad de preguntas... siempre es interesante para el que la descubre, fascinante para quien la entiende y apasionante para quien la conoce y quien por cierto, nunca deja de aprender.

Me resulta de singular curiosidad la controversia y lucha de conocimientos entre los guías... quien sabe más, como debe hacerse el recorrido, quien tiene la razón. Me gusta porque es una obligación fiel a siempre perfeccionar el entendimiento, más la sabiduría del lugar nos permite descubrir a cada paso algo nuevo... los datos algunas veces son teorías, puede ser controversial mas la esencia, lo visible y lo palpable está ahí y se interpreta tal y como ellos algún día lo hicieron.

Y aunque no goce de tanta popularidad como otras ciudades mayas, Edzná cautiva... ya veremos su rostro en la película Apocalypto de Mel Gibson, su historia grabada en muchos libros y, por propia boca de los expertos, es única... es un lugar que no debe ignorarse jamás.

DEBES SABER QUE:

La cultura maya, tanto como otras civilizaciones, tenía su propio concepto de belleza. En el caso de los mayas, era común la deformación del cráneo mediante dos tablillas que oprimían fuertemente el cráneo para darle esa forma alargada y puntiaguda. Quizás esa idea era para darles un aire más noble... evitar que el "Ik" golpeara contra ellos... según algunos investigadores.

La otro rasgo de belleza era el estrabismo. Desde pequeño se colocaba una especie de resina a un mechón de cabello, lo cual obligaba al infante a mirar siempre hacia ese punto.

En la clase noble, era de gusto exquisito la mutilación dental o incrustación de jade en las piezas, así mismo la perforación de la nariz u orejas para insertar cuentas o de jade o ámbar.

Muchas figurillas e imágenes en estelas mayas también muestran perforaciones en el labio inferior donde colocaban un "bezote". Esta práctica era común especialmente en los guerreros. La barba o bello corporal no eran sinónimo de belleza. Por ello, desde pequeños solían quemar los bellos con paños calientes a fin de evitar que crecieran en la etapa adulta.

Estos son solo algunos de los signos de belleza más destacados. Asimismo el atuendo visiblemente diferenciaba una clase social de otra. En post posterior trataré de profundizar el tema.
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