
Recuerdo ese viaje y viene a mi mente esos sublimes aromas que encontraba en cada esquina... una combinación tan rica y variada que distingue claramente la gastronomía oaxaqueña como una aunténtica delicia ¡que platillos diosss!, "no importa cuanto suba pero ésta Tlayuda no me la pierdo por nada"jajaja. Y sentada ahí, en el corazón del centro histórico, deleitaba mi vista con el ir y venir de la gente que perdían sus miradas en la cima de los edificios.... fotos aqui... fotos allá... siempre hay material disponible para regresar a casa con imágenes de ensueño.
Llegó la mañana y con los primeros rayos del sol preparo mi marcha. Nuevamente viene a mi mente ese aroma a cocina casera... esos condimentos que al mezclarse crean un platillo típico. No es raro que algunas personas viajen a Oaxaca especialmente a tomar clases de cocina o a "hacer" el mercado. Es quizás esto lo que más me ha gustado... esa vida diaria y normal es el principal atractivo cultural de Oaxaca... irse de mercado equivale a perderse en un mundo multicolor. No importa de que valles o sierras lleguen los mercaderes y compradores... ese intercambio y comunicación con el pueblo se convierte en una experiencia gratificante... hay mucho material para platicar al respecto, lo dejo para un post adicional, al igual que todas aquellas rutas exploratorias que existen alrededor de la ciudad... y por supuesto, la monumental Monte Albán que está a la mano y siempre dispuesta a dejarse descubrir.Buen viaje :)


