domingo, agosto 23, 2009

Chiapas... es para vivirlo.

Fotografia: Cañon del Sumidero (Chiapas)

Cuentan que de sus entrañas brotan cascadas puras que saltan desde sus verdes peñas, que su voz tiene canto de grillos y agua brava... y su pueblo es cuna de texturas, colores y sueños. Es tierra mágica, es Chiapas.


Tiene mucho que no escribo en este espacio dedicado a mi México que tanto me ha enriquecido, cultivado y del cual me sigo enamorando conforme lo voy descubriendo.


He omitido postear varias crónicas de viajes, no se cuantos rincones de mi patria he mantenido en el tintero sin poder compartirlos con ustedes. Podría argumentar mil razones pero ninguna justifica el abandono de Génesis Encounter, un proyecto al cual me entregué hace mucho tiempo y ya es hora de recuperar.


Esto es un reto… quien no quiera venir, SE LO PIERDE. En México hay mucho por descubrir.

Hace unas semanas, el grupo de exploradores y locos amigos que me han acompañado a una que otra aventura, decidieron invitarme a emprender un viaje hacia un estado que tenía ya bastante tiempo de no visitar. CHIAPAS.


Con hambre de aventura, decidimos alejarnos un poco de las rutas turísticas convencionales para probar un poco de la dosis cultural y alternativa que ofrece este bello estado.


Primera parada: Ocozocoautla


LA SIMA DE LAS COTORRAS




Llegar hasta el sitio es toda una odisea pero vale la pena apreciar esta cavidad de aproximadamente 140 metros de profundidad y un diámetro de 160 metros, la cual atesora a miles de cotorras que vuelan alegrando la vista de todo visitante. Este lugar así de sencillo terminó cautivándome, sumando a su belleza natural las actividades extremas que pueden desarrollarse como la práctica de rappel o la caminata perimetral que resulta ser una grata experiencia al poder admirarse con mayor precisión las pinturas rupestres creadas por el grupo étnico Zoques que habitó a zona.


Segunda parada:


SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS. Bellísimo lugar considerado Pueblo Mágico por la Secretaria de Turismo de México. Un lugar rico en matices culturales y artísticos que rinde homenaje a Fray Bartolomé de la Casas, Obispo de Chiapas defensor de los indígenas, considerado por la historia como uno de los fundadores del Derecho Internacional Moderno.


Recorriendo sus calles empedradas se pueden admirar notables ejemplos de la arquitectura colonial que tanto cautiva a los visitantes. Una peculiaridad es la casa de las sirenas de estilo plateresco, sin olvidar su catedral construida en 1528 siendo el monumento más representativo de la ciudad.


He disfrutado tanto mi estancia en San Cristóbal de las Casas que he anotado en mi agenda volver muy pronto. Es incansable admirar las coloridas y variadas piezas artesanales que elaboran los indígenas Tzotzil y Tzeltal: alfarería, forja de hierro, filigrana, ámbar… es sencillamente infalible volver a casa feliz de haber adquirido buen souvenir de este bello lugar.


Admito que me quedé con ganas de visitar el místico poblado San Juan Chamula, un lugar que aún mantiene viva las costumbres prehispánicas. Es el pretexto perfecto para volver.


Tercer parada:


CHIAPA DE CORZO. Localidad ubicada a solo 14 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, capital del Estado de Chiapas. Lugar fundado alrededor del árbol de la Ceiba mejor conocido como “La Pochota”, al cual se le calcula una edad de aproximadamente 500 años. Se cuenta que bajo la sombra de esta hermosa Ceiba se montaba el mercado desde los tiempos precolombinos. También la historia de la revolución incluye al milenario árbol al mencionar que en sus ramas se colgaron a algunos simpatizantes de Pancho Villa y Venustiano Carranza.


En la época colonial, Chiapa de Corzo fue conocida como Chiapa de los Indios. El monumento más característico es el Kiosco- Corona mejor conocido como La Pila, una fuente mudéjar del siglo XVI con cúpula renacentista y detalles de estilo gótico ubicada en la Plaza de Armas.


La Pila- Chiapa de Corzo


Chiapa de Corzo está rodeado por bellezas naturales de gran exhuberancia, es aquí donde se encuentra el embarcadero para tomar las lanchas que recorren una de las bellezas naturales más simbólicas de México:



EL CAÑON DEL SUMIDERO.

Majestuoso, es la primera palabra que viene a mi mente cuando cierro los ojos y recuerdo sus acantilados de más de 1000 metros de altura sobre el nivel del agua y formas caprichosas, bañados por verde maleza que realza la belleza del lugar. El Cañón del Sumidero se encuentra aproximadamente a 5 kilómetros de la capital del Estado, es tal su importancia que su gracia fue plasmada en el escudo de Chiapas otorgado por el Rey de España Carlos I en 1535.

Una de las historias más interesantes es el suicidio masivo de la Etnia Chiapa, quienes -según la historia- al negarse ser sometidos por los conquistadores, se arrojaron desde una de las cumbres más altas.

La longitud navegable de esta falla geológica del periodo pleistoceno es de aproximadamente 32 kilómetros. Durante el recorrido se pueden apreciar las placas sedimentarias de la corteza terrestre del sitio, las curiosas formaciones en las paredes como la cueva o el árbol de navidad que magnifican la exhuberancia del paisaje.


Esa maquinaria política llamada Influenza- me atrevo a pensarlo así-, solo ocasionó estragos en la imagen de mi país en el exterior. No solo por las dudas con respecto a la seguridad en la salud pública, sino también en el turismo que considerablemente descendió. Sin embargo les digo:


Conocer Chiapas es una experiencia única. Vale la pena explorar sus entrañas, sumergirse en la grandiosidad de sus recursos naturales, en la hospitalidad de su pueblo que ve de cara al progreso sin olvidar que parte de su identidad cultural es el orgullo por su propia tierra.


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